Wednesday, July 31, 2019

EL LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS

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EL LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS
39. OBSERVACIONES DICHAS AL CONVERTIR EL AGUA EN VINO
40. LA MAÑANA SIGUIENTE A LA CONVERSIÓN DE AGUA EN VINO
41. OBSERVACIONES EN LA CENA CON MATEO
“Jesús estaba de pie a solas en un rincón del jardín cuando se le acercó su madre y le dijo: «Hijo mío, no tienen vino». Y Jesús respondió: «Mi buena mujer, ¿qué tengo yo que ver con eso?». María dijo: «Pero yo creo que tu hora ha llegado; ¿no puedes tú ayudarnos?» Jesús replicó: «Nuevamente declaro que no he venido para hacer las cosas de esa manera. ¿Por qué me atribulas otra vez con estos asuntos?» Entonces, quebrantada en lágrimas, María le suplicó: «Pero, hijo mío, yo les prometí que tú nos ayudarías; ¿por favor, no querrías hacer algo por mí?». Habló Jesús entonces: «Mujer, ¿qué tienes tú que ver con hacer tales promesas? Cuídate de no volverlas a hacer. Debemos en todas las cosas esperar la voluntad del Padre que está en el cielo».
“María, la madre de Jesús, estaba desesperada; ¡estaba aturdida! Al verla parada frente a él, inmóvil, con el rostro bañado de lágrimas, el corazón humano de Jesús se inundó de compasión por la mujer que le había dado el ser en la carne; e inclinándose hacia adelante, apoyó tiernamente la mano sobre su cabeza diciéndole: «Basta, basta madre María, no llores por mis palabras aparentemente duras, porque ¿no te he dicho muchas veces que he venido solamente para hacer la voluntad de mi Padre celestial? Con cuánta alegría haría yo lo que me pides si fuera parte de la voluntad de mi Padre—» y Jesús se detuvo de pronto, vacilando. María pareció percibir que estaba sucediendo algo. Le arrojó impulsivamente los brazos al cuello, lo besó, y corrió hasta donde estaban los criados diciendo: «Lo que mi hijo os diga, así lo haréis». Pero Jesús no dijo nada. Se daba cuenta de que él ya había dicho —o más bien había deseado— demasiado.” (1529.5) 137:4.8 (Juan 2:1-11)
“A la mañana siguiente Jesús se reunió con sus amigos para desayunar, pero forma-ban un grupo melancólico. Conversó con ellos y al final del desayuno los reunió en torno suyo y les dijo: «Es la voluntad de mi Padre que nos quedemos por aquí durante una temporada. Vosotros habéis oído a Juan decir que había venido para preparar el camino para el reino; por lo tanto nos corresponde a nosotros aguardar que Juan termine su predicación. Cuando el precursor del Hijo del Hombre haya terminado su obra, comenzaremos nosotros a proclamar la buena nueva del reino». Mandó pues a sus apóstoles a que regresaran junto a sus redes de pesca mientras él se preparaba para ir con Zebedeo al taller, prometiendo verles al día siguiente en la sinagoga, donde hablaría, y dándoles cita para conferenciar con ellos ese sábado por la tarde.” (1532.2) 137:5.4
“Según avanzaba la cena, la alegría de los convidados iba en aumento, haciéndose desbordante, y todos estaban pasando un rato tan espléndido que los espectadores fariseos comenzaron a criticar en su corazón a Jesús por su participación en una cosa tan frívola y ligera. Más tarde, durante los discursos, uno de los fariseos más malignos llegó a criticar la conducta de Jesús ante Pedro, diciendo: «Cómo te atreves a enseñar que este hombre es justo cuando come con publicanos y pecadores prestando su presencia a estas escenas de frivolidad». Pedro le susurró este comentario a Jesús antes de que éste impartiera la bendición de despedida a la reunión. Dijo Jesús cuando comenzó a hablar: «Al venir aquí esta noche para dar la bienvenida a Mateo y Simón en nuestra hermandad, me complace presenciar vuestra alegría y esparcimiento, pero debéis regocijaros aún más porque muchos entre vosotros entraréis en el reino venidero del espíritu, en el cual disfrutaréis más abundantemente de las cosas buenas del reino del cielo. A los que curiosean y me critican en su corazón porque he venido aquí a alegrarme con estos amigos, sabed que he venido a proclamar gozo a los socialmente afligidos y libertad espiritual a los cautivos morales. ¿Es necesario recordaros que los sanos no necesitan de médico, sino más bien los que están enfermos? Yo he venido, no a llamar a los justos, sino a los pecadores»." (1540.9) 138:3.6

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