EL LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS
10. SU ACTITUD HACIA EL MATRIMONIO
11. ESPERÓ SIEMPRE A QUE LLEGARA SU HORA
12. DECLINÓ IR A ALEJANDRÍA
13. SU TRATO CON JUDÁ Y SANTIAGO
“Fue durante este año durante durante el que María tuvo una larga conversación con Jesús acerca del matrimonio. Le preguntó francamente si consideraría la idea de casarse en caso de no tener ya obligaciones familiares. Jesús le explicó que, puesto que un deber inmediato le impedía el matrimonio, poco había discurrido en este tema. Él agregó que no creía que llegaría a casarse alguna vez pero que estos asuntos debían aguardar «mi hora», cuando «comience la obra de mi Padre». Habiendo decidido ya que no sería padre de hijos carnales, dejó de pensar en el tema del matrimonio humano.” (1404.7) 127:6.8
“José le hizo a Jesús muchas preguntas sugestivas a su misión en la vida, pero a la mayoría de estas indagaciones Jesús sólo replicaba: «Aún no ha llegado mi hora». Sin embargo, en estas discusiones íntimas se dijeron muchas palabras que José recordaría durante los tumultuosos sucesos de los próximos años. Jesús y José pasaron esta Pascua con sus tres amigos en Betania, como era siempre costumbre de Jesús cuando en Jerusalén asistiendo a estos festivales conmemorativas.” (1409.5) 128:1.15
“Jesús los escuchó atentamente, les agradeció su confianza, y, al rechazar la invitación de ir a Alejandría, les dijo en esencia: «Aún no ha llegado mi hora». Se quedaron desconcertados ante la aparente indiferencia de Jesús al honor que habían querido conferirle. Antes de despedirse de Jesús, quisieron entregarle una bolsa de dinero como muestra de la estima de sus amigos alejandrinos y en compensación por el tiempo y el gasto que incurrió Jesús al viajar a Cesarea para conferenciar con ellos. Pero él del mismo modo rehusó el dinero, diciendo: «La casa de José no ha recibido nunca limosnas; no podemos comer el pan de otro mientras tenga yo brazos fuertes y mis hermanos puedan trabajar».” (1414.2) 128:5.4
“Jesús era un hombre de paz, y de vez en cuando lo avergonzaban las explosiones beligerantes y los numerosos arrebatos patrióticos de Judá. Santiago y José querían echarlo de la casa, pero Jesús no daba su consentimiento. Cada vez que la paciencia de ellos llegaba al límite, Jesús se limitaba a aconsejar: «Tened paciencia. Sed sabios en vuestro consejo y elocuentes en vuestras vidas, que vuestro hermano menor pueda conocer el mejor camino primero, y ser obligado luego a seguiros en él». El sabio y amoroso consejo de Jesús previno la fragmentación de la familia; permanecieron juntos. Pero Judá no serenó sus sentidos hasta después de su matrimonio.” (1417.3) 128:7.4
“María rara vez hablaba de la misión futura de Jesús. Siempre que se mencionaba este asunto, Jesús sólo replicaba: «Aún no ha llegado mi hora». Ya casi había acabado Jesús la difícil tarea de independizar a su familia de la necesidad de la inmediata presencia de su personalidad. Rápidamente se preparaba para el día en que pudiera sin conmoción alejarse de este hogar de Nazaret para comenzar el preludio más activo de su verdadero ministerio para los hombres.” (1417.4) 128:7.5
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