Tuesday, July 30, 2019

EL LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS

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EL LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS
33. CONVERSACIÓN SOBRE EL ALMA
34. COMENTARIOS SOBRE SU BAUTISMO
35. MENSAJE A JUAN BAUTISTA

“Había en esta escuela local de filosofía un pensador progresista con quien sostuvo Jesús varias conversaciones provechosas. En el curso de estas conversaciones, Jesús usaba repetidamente la palabra «alma». Al fin este griego erudito le preguntó que quería decir él por «alma», y Jesús replicó:“
«El alma es aquella parte del hombre que es autorreflexiva, discierne la verdad y percibe el espíritu, elevando por siempre al ser humano por encima del nivel del mundo animal. La autoconciencia por sí sola, no es el alma. La autoconciencia moral es la verdadera autorrealización humana y constituye la base del alma humana, y el alma es esa parte del hombre que representa el valor potencial de la supervivencia de la experiencia humana. La elección moral y el logro espiritual, la capacidad de conocer a Dios y el impulso de ser semejante a él, son las características del alma. El alma del hombre no puede existir aparte del pensamiento moral y de la actividad espiritual. Un alma estancada es un alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta del espíritu divino que reside dentro de la mente. El espíritu divino llega simultáneamente con la primera actividad moral de la mente humana, y esa es la ocasión del nacimiento del alma.
«La salvación o pérdida de un alma dependen de si la conciencia moral alcanza o no un estado de supervivencia a través de la alianza eterna con su dote espiritual e in-mortal asociada. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la conciencia moral que de ese modo llega a ser poseída de un valor de supervivencia. Todos los conflictos del alma consisten en la falta de armonía entre la autoconciencia moral o espiritual, y la autoconciencia puramente intelectual..
«El alma humana madura ennoblecida y espiritualizada, se acerca al estado celestial porque llega casi a ser una entidad intermedia entre lo material y lo espiritual, el yo material y el espíritu divino. Es difícil describir y aun más difícil demostrar el alma evolutiva de un ser humano, porque no puede ser descubierta ni por los métodos de investigación material ni por pruebas espirituales. La ciencia material no puede demostrar la existencia del alma, ni tampoco puede demostrarla una prueba puramente espiritual. Aunque tanto la ciencia material como las normas espirituales no puedan demostrar la existencia del alma humana, todo mortal moralmente consciente conoce la existencia de su alma como una verdadera y real experiencia personal».” (1478.3) 133:6.4
“Absorto como lo estaba en los detalles de bautizar rápidamente a un número tan grande de conversos, Juan no levantó la vista ni vio a Jesús sino hasta que el Hijo del Hombre estuvo en su inmediata presencia. Cuando Juan reconoció a Jesús, se interrumpieron por un momento las ceremonias al saludar a su primo carnal y preguntarle: «Pero ¿por qué bajas tú hasta el agua para saludarme?» Y Jesús respondió: «Para ser bautizado por ti». Y Juan replicó: «Pero yo necesito ser bautizado por ti. ¿Cómo es que tú vienes a mí?» Y Jesús le susurró a Juan: «Sé paciente conmigo ahora porque corresponde que les demos este ejemplo a mis hermanos que aquí están junto a mí, y para que la gente pueda saber que ha llegado mi hora».” (1504.3) 135:8.5 (Mat 3:15)
“Esta prolongada espera en la cárcel era humanamente insoportable. Pocos días antes de su muerte Juan nuevamente envió mensajeros de confianza a Jesús, preguntándole: «¿Está concluida mi obra? ¿Por qué languidezco en la cárcel? ¿Eres tú verdaderamente el Mesías, o hemos de esperar por otro?» Cuando estos dos discípulos le entregaron este mensaje a Jesús, el Hijo del Hombre replicó: «Volved a Juan, decidle que yo no lo he olvidado, pero que también en esto tenga paciencia, porque corresponde que nosotros cumplamos toda rectitud. Contadle a Juan lo que habéis visto y oído —que se predican buenas nuevas a los pobres— y, finalmente, decidle al amado heraldo de mi misión terrenal que será abundantemente bendecido en la edad venidera si no halla ocasión de dudar y cometer un desliz por mí». Fueron éstas las últimas palabras que recibió Juan de Jesús. Mucho lo consoló este mensaje, consolidando su fe y preparándole para el trágico fin de su vida en la carne que siguió muy de cerca a esta memorable ocasión.” (1507.3) 135:11.4 (Mat 11:2-6)

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