LIBRO DE URANTIA PARTE IV LOS SERMONES DE JESUS
38. LA INSTRUCCIÓN PARA MAESTROS Y CREYENTES
A. AÑO: 29 d.C.
B. LUGAR: Edrei
C. MOMENTO: Durante la gira por la Decápolis, Jesús pasó un día y una noche con el grupo en Edrei. Tomás dirigió este grupo y la discusión vespertina trató sobre métodos de enseñar el evangelio.
D. REFERENCIAS: (1765.3) 159:3.1
E. IDEAS PRINCIPALES:
https://www.urantia.org/es/parte-iv-los-sermones-de-jesus#38_INSTRUCTION_FOR_TEACHERS_AND_BELIEVERS1. Respetad siempre la personalidad del hombre. Una causa recta no se ha de avanzar jamás por la fuerza; las victorias espirituales sólo se pueden alcanzar mediante el poder espiritual.2. Excluimos usar tanto la fuerza psíquica como la fuerza física. No avasalléis a los hombres imponiendo vuestros argumentos o mediante la superioridad mental. No aplastéis la mente con el peso de la lógica ni la abruméis con la elocuencia sagaz.3. Apelad al espíritu divino que habita en la mente de los hombres, no a las emociones humanas. No apeléis al miedo, a la piedad o al sentimiento.4. Sed justos; ejerced autocontrol y exhibid discreción. Mostrad respeto adecuado por la personalidad. Recordad: “...Llego a la puerta y golpeo, y si alguien me abre, yo entraré.”5. No destruyáis su autorrespeto. Aunque un excesivo respeto de sí mismo puede llegar a destruir la humildad y culminar en orgullo, vanidad y arrogancia, la pérdida del respeto propio lleva a menudo a una parálisis de la voluntad.6. El evangelio restaura y controla el autorrespeto. No solo condenéis lo malo, sino recordad reconocer las cosas dignas de alabanza de la vida de los hombres.7. Nada me detendrá en mis esfuerzos por restaurar el autorrespeto de los que lo han perdido.8. No dañéis el respeto propio de las almas temerosas y miedosas. Evitad el sarcasmo y no seáis cínicos. El ocio destruye el respeto a sí mismo.9. No intentéis atemorizar a los hombres para que entren en el reino. Las sensaciones fuertes de emoción no equivalen a la guía del espíritu.10. Recordad el margen de conflicto que hay entre la vida en la carne y la vida del espíritu. La incertidumbre caracteriza la transición entre estos dos niveles del vivir. El yugo del evangelio es ligero—la carga de la verdad es fácil.11. Las almas hambrientas se mueren de hambre en la presencia misma del pan de la vida. Los hombres mueren buscando a Dios, que mora en ellos.12. Los hombres van en pos de los tesoros que están al alcance inmediato de la fe viviente. La fe es para la religión lo que la vela es para la nave. Solo hay una lucha: la buena lucha de la fe.13. Al predicar el evangelio del reino, estáis enseñando la amistad con Dios. Esta amistad satisface el anhelo de la humanidad.14. Decidle a mis hijos que aunque me enternezca yo por sus sentimientos y tenga paciencia con sus debilidades, también soy despiadado con el pecado e intolerante de la iniquidad.15. No describáis a vuestro Maestro como varón de dolores. Las futuras generaciones deben conocer también nuestra felicidad radiante, el entusiasmo de nuestra buena voluntad, y la inspiración de nuestro buen humor.16. Nuestra religión late con nueva vida y nuevos significados. Los creyentes están impulsados a regocijarse para siempre. La felicidad es la experiencia de todos los que están seguros de Dios.17. No os apoyéis en las tablas inseguras de la falsa compasión. No podéis desarrollar caracteres fuertes a partir de la autocompasión. No anheléis el compartir pesares.18. Ofreced vuestra compasión a los valientes y los valerosos, limitando vuestra piedad por aquellas almas cobardes que tan sólo enfrentan a medias las pruebas del vivir.19. No brindéis consuelo a los que sucumben a sus problemas sin luchar. No ofrezcáis simpatía a vuestros semejantes con el solo objeto de conseguir que ellos a su vez simpaticen con vosotros.20. Cuando mis hijos tengan autoconciencia de la seguridad de la presencia divina, esa fe:Les expandirá la mente.Les ennoblecerá el alma.Les reforzará la personalidad.Les aumentará la felicidad.Les profundizará la percepción espiritual.Aumentará su capacidad para amar y ser amados.21. Entrar en el reino no os hace inmunes a los accidentes del tiempo ni a las catástrofes de la naturaleza. La fe no os mantendrá alejados de los problemas, pero asegurará que actuaréis sin miedo cuando los problemas ocurran.22. No os prometo liberaros del mar de adversidades, pero sí os prometo que navegaré a través de todas ellas con vosotros
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