Monday, July 1, 2019

LIBRO DE URANTIA - PARTE IV - LOS SERMONES DE JESUS - 15. EL SERMÓN DE LA ORDENACIÓN - EL SERMÓN DE LA MONTAÑA




LIBRO DE URANTIA PARTE IV LOS SERMONES DE JESUS
15. EL SERMÓN DE LA ORDENACIÓN
EL SERMÓN DE LA MONTAÑA


A. AÑO: Domingo 12 de enero del 27 d.C.
B. LUGAR: Tierras altas al norte de Cafarnaúm
C. MOMENTO: Este fue el sermón de la ordenación, impartido a los doce justo después de su ordenación formal.
E. IDEAS PRINCIPALES:
1. Dejemos una cosa clara: El Sermón de la Montaña es el sermón de la ordenación. Es el credo de los doce apóstoles—no el evangelio del reino.
2. Se dirigió a los doce como "embajadores del reino de mi Padre”—como “una clase separada y distinta de todos los otros hombres de la tierra.”
3. Los llamó “ciudadanos esclarecidos de otro país, un país celestial entre las criaturas ignorantes de este mundo en tinieblas.”
4. Les dijo que no deberían vivir como hasta entonces, sino “como los que han probado la gloria de una vida mejor y han sido enviados de vuelta a la tierra como embajadores del Soberano de ese mundo nuevo y mejor.”
5. Dijo Jesús: “Más se espera del maestro que del alumno.” A los ciudadanos del reino celestial se les exige más que a los ciudadanos terrenales.
6. Jesús advirtió a sus apóstoles que algunas partes de su puesto como ordenados podrían parecer duras, pero dichos mandatos estaban justificados por el hecho de que estaban bajo la obligación de reflejar sus ideales de la vida mortal.
7. El punto esencial de su carga era: os envío a—
  1. Proclamar la libertad a los cautivos espirituales.
  2. Proclamar la felicidad a los que están encadenados por el temor.
  3. Curar a los enfermos.
8. Jesús resumió la filosofía religiosa de los doce embajadores apostólicos del reino celestial en las diez bienaventuranzas, a las que nos referimos habitualmente como el Sermón de la Montaña.
9. Las bienaventuranzas:
  1. Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos serán los tesoros del reino del cielo.
  2. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.
  3. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
  4. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Después de darles las bienaventuranzas, dijo: “...hablad a mis hijos estas otras palabras de consuelo y promesa espiritual”, y añadió seis admoniciones más.
  1. Bienaventurados los que están de luto, porque ellos serán consolados.
  2. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán el espíritu del regocijo.
  3. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.
  4. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
  5. Bienaventurados los que son perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino del cielo.
  6. Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros falsamente. Alegraos y gozaos porque grande será vuestro galardón en los cielos.
10. Entonces Jesús dijo: “vosotros sois la sal de la tierra.” Luego les recordó la inutilidad de la sal que ha perdido su sabor.
11. Después dijo: “Vosotros sois la luz del mundo.” A continuación siguió la lección sobre la “ciudad asentada sobre un monte” y la “luz que se pone debajo de un almud.”
12. Luego sigue una de sus más grandes admoniciones: “Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y los guíe a glorificar a vuestro Padre que está en los cielos.”
13. Dijo Jesús: “Os envío al mundo para que me representéis y actuéis como embajadores del reino de mi Padre.” Y luego les amonestó:
  1. Id a proclamar la buena nueva.
  2. Poned vuestra confianza en el Padre celestial.
  3. No resistáis las injusticias por la fuerza.
  4. No coloquéis vuestra confianza en el poder de la carne.
  5. Si vuestro prójimo os golpea en la mejilla derecha, ponedle también la otra.
  6. Sufrid una injusticia antes que poner pleito entre vosotros.
  7. Ministrad a todos los desconsolados y a los necesitados.
  8. Amad a vuestros enemigos.
  9. Haced bien a los que os odian.
  10. Bendecid a los que os maldicen.
  11. Orad por los que os ultrajan.
14. Y al resumir estas admoniciiones, Jesús dijo: “Y todo lo que vosotros creáis que haría yo para los hombres, hacedlo vosotros.” Esta es la super regla de oro de los apóstoles, en contraposición a la de los discípulos.
15. Después, les habla sobre el sol y la lluvia que cae sobre justos e injustos y les exhorta a mostrar la misericordia de Dios.
16. Entonces establece la meta de la ascensión al Paraíso—”...en el eterno futuro del reino seréis perfectos, así como vuestro Padre celeste es perfecto.”
17. Iban a salvar a los hombres—no a juzgarlos. Luego viene el aviso sobre ver la mota en el ojo de un hermano y no ver la viga en el propio.
18. Les amonestó: “Discernid claramente la verdad; vivid sin temor la vida recta.”
19. Después, habla sobre la insensatez de que un ciego guíe a otro ciego, y les recuerda que los asuntos del reino requieren juicio justo y sabiduría sagaz.
20. Luego viene el dicho sabio: “No presentéis lo que es santo a los perros, ni os hagáis culpables de echar vuestras perlas delante de los cerdos...”
21. Les advirtió de los falsos profetas que vienen con piel de cordero. “Por sus frutos los conoceréis.”
22. El motivo determina la entrada en el reino de los cielos; Dios mira las intenciones sinceras del corazón.
23. Jesús concluye esta ceremonia de ordenación haciendo referencia al gran día del juicio—y la separación de las ovejas leales de las cabras hipócritas.
24. Los apóstoles no habían oído nunca antes a Jesús hablar de este modo, pues les habló como aquel "que tiene autoridad suprema".
 https://www.urantia.org/es/parte-iv-los-sermones-de-jesus#15_THE_ORDINATION_SERMON

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