LIBRO DE URANTIA - PARTE III - LAS PARABOLAS DE JESUS
11. LA PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS
A. AÑO: 30 d.C.
B. LUGAR: Jerusalén—el Templo
C. MOMENTO: Sucedió tras la limpieza del templo—durante el transcurso del sermón del lunes.
D. REFERENCIAS: (1893.1) 173:3.1 (Mat 21:28-32)
E. LA PARÁBOLA: “Mientras los capciosos fariseos estaban allí de pie en silencio ante Jesús, él bajó la mirada sobre ellos y dijo: «Puesto que dudáis de la misión de Juan y os disponéis en enemistad contra las enseñanzas y las obras del Hijo del Hombre, prestad oído mientras os relato una parábola: Cierto terrateniente respetado y en buena posición tenía dos hijos, y deseando la ayuda de sus hijos en el manejo de sus grandes posesiones fue a ver a uno de ellos, diciendo: ‘Hijo, vete a trabajar hoy en mi viñedo'. Este hijo despreocupado respondió al padre diciendo: ‘No iré'; pero después, se arrepintió y fue. Cuando encontró a su hijo mayor, del mismo modo le dijo: ‘Hijo, vete a trabajar en mi viñedo'. Y este hijo hipócrita e infiel contestó: ‘Sí, padre mío, iré'. Pero cuando su padre partió, no fue. Os pregunto ahora, cuál de los dos hijos realmente hizo la voluntad de su padre?»
“Y la gente habló al unísono, diciendo: «El primero». Entonces dijo Jesús: «Aun así, ahora os digo que los publicanos y las rameras, aunque parezcan rechazar el llamado al arrepentimiento, verán el error en su estilo de vida e irán antes que vosotros al reino de Dios, que tanto pretendéis servir al Padre en el cielo y al mismo tiempo os negáis a hacer las obras del Padre. No fuisteis vosotros, fariseos y escribas, los creyentes de Juan sino más bien los publicanos y los pecadores; tampoco creéis vosotros en mis enseñanzas, pero la gente común escucha con deleite mis palabras»
“Jesús no despreciaba personalmente a los fariseos y saduceos. Era su sistema de enseñanzas y sus prácticas los que él trataba de desacreditar. No mostraba hostilidad contra ningún hombre, pero se estaba desencadenando aquí el choque inevitable entre una religión del espíritu, nueva y viva, y la religión más antigua de la ceremonia, la tradición y la autoridad.”
F. LA LECCIÓN:
- No se nos juzga por nuestras reacciones superficiales e irreflexivas. Son nuestras actuaciones reales las que determinan nuestro destino.
- Las grandes manifestaciones de hipocresía no avalan nada cuando se trata del recuento final.
- La religión del espíritu siempre chocará con las religiones de la tradición y la autoridad.
- Los grandes fingimientos no nos salvarán si no estamos dispuestos a reconocer el error de nuestro camino y nos arrepentimos de rechazar caminar por la senda de la luz.
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