Saturday, September 21, 2019

LIBRO DE URANTIA - PARTE IV - LOS SERMONES DE JESUS - 35. LA CONFESIÓN DE PEDRO

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LIBRO DE URANTIA PARTE IV LOS SERMONES DE JESUS
35. LA CONFESIÓN DE PEDRO

A. AÑO: 29 d.C.
B. LUGAR: Cesarea de Filipo
D. MOMENTO: Esta ocasión siguió inmediatamente a una conferencia de creyentes en el parque de Magadán. Estaban reunidos los apóstoles, los evangelistas, el cuerpo de mujeres, cien creyentes y muchos fariseos y saduceos. Se había planeado empezar de una vez la misión en la Decápolis.
F. IDEAS PRINCIPALES:
1. Comentarios en el parque de Magadán
  1. Antes de la conferencia nocturna, Jesús celebró una reunión pública en la que fariseos le interrumpían con preguntas. Querían una "señal”. Jesus les recordó las señales del tiempo, y preguntó: ¿Cómo puede ser que sepáis tan bien discernir el rostro del cielo, pero seáis tan totalmente incapaces de discernir los signos de los tiempos?
  2. Entonces añadió: Los que quieren conocer la verdad, ya han recibido un signo; pero ningún signo será otorgado a una generación de gente malévola e hipócrita.
  3. En la conferencia nocturna, Jesús dijo: cuidaos del fermento de los fariseos y los saduceos. No os engañéis por su exhibición de gran conocimiento y por su profunda lealtad a las formas de la religión.
  4. No es el temor de una religión muerta lo que os salvará, sino más bien vuestra fe en una experiencia viviente de las realidades espirituales del reino.
  5. No os dejéis enceguecer por el prejuicio ni paralizar por el miedo. Tampoco permitáis que la reverencia por las tradiciones pervierta vuestra comprensión.
  6. No es propósito de la religión verdadera simplemente traer paz, sino más bien asegurar el progreso.
  7. La paz y el progreso significan un amor sincero a la verdad—los ideales de las realidades eternas.
  8. Los asuntos de la vida y de la muerte se exponen ante vosotros—los placeres pecaminosos del tiempo contra las realidades justas de la eternidad.
  9. Aceptad la liberación del miedo y de la duda—entrad en la nueva vida de fe y esperanza.
  10. Y cuando sintáis el impulso de servir a vuestros semejantes, no lo ahoguéis.
2. Conversación en Cesarea de Filipo
Esta era la capital del dominio de Felipe y era una región de gran belleza, desde donde podía verse a plena vista el monte Hermón. Por el camino, cerca de las Aguas de Merom, se detuvieron para almorzar.
  1. De repente, Jesús planteó a los doce la primera pregunta que les hizo acerca de sí mismo. Les planteó esta pregunta: ”¿Quién dicen los hombres que soy yo?”
  2. Jesús decidió que había llegado el momento de hablar a los apóstoles sobre su propia naturaleza y su relación con el reino. Bajo las moreras, Jesús tuvo una de las sesiones más memorables de su vinculación con los doce.
  3. Los apóstoles dijeron a Jesús que se le consideraba:
    Un profeta.
    Un hombre extraordinario.
    Aliado con los diablos.
    Juan Bautista resucitado de entre los muertos.
    Comparado con Moisés, Elías, Isaías y Jeremías.
  4. Entonces Jesús se puso de pie y preguntó: “Pero, ¿quién decís vosotros que soy yo?” Hubo un momento de tenso silencio. Simón Pedro, incorporándose de un salto, exclamó: «Tú eres el Liberador, el Hijo del Dios viviente». Y los once se pusieron de pie.
  5. Jesús les señaló que se sentaran, diciendo: “Esto os ha sido revelado por mi Padre. Ha llegado la hora de que vosotros conozcáis la verdad sobre mí. Pero, por ahora, os encargo que no digáis nada de esto a ningún hombre.”
  6. Prosiguieron su viaje a Cesarea de Filipo, y llegaron a casa de Celsus. Durmieron poco esa noche. Reunidos para almorzar, cuando Jesús apareció se pusieron de pie, pero vieron que Jesús no aprobaba esas muestras exteriores de respeto.
  7. Al final de la comida, Jesús preguntó: después de que ha pasado un día entero, ¿os mantenéis en vuestra decisión respecto a la identidad del Hijo del Hombre? Los doce se pusieron de pie y Pedro dijo: “Sí, Maestro, sí.”
  8. Jesús dijo entonces: Sois mis embajadores elegidos. Sabéis estas cosas por la revelación del Padre—por la perspicacia del espíritu que mora en vuestro interior.
  9. Sobre esta roca de realidad espiritual construiré el reino. Ninguna fuerza del mal, ninguna hueste del pecado podrá prevalecer contra esta fraternidad humana del espíritu divino.
  10. Aunque el espíritu de mi Padre por siempre será la guía divina y el mentor de todos los que entran en esta hermandad, a vosotros y a vuestros sucesores entrego yo ahora las llaves del reino exterior—la autoridad sobre las cosas temporales—las características sociales y económicas de esta asociación de hombres y mujeres como hermanos en el reino.
  11. Nuevamente les ordenó que por el momento no dijeran a ningún hombre que él era el Hijo de Dios.

    NOTA: La característica nueva y vital de la confesión de fe de Pedro fue el reconocimiento claro de la naturaleza combinada de Jesús—humana y divina—Hijo del Hombre Hijo de Dios

https://www.urantia.org/es/parte-iv-los-sermones-de-jesus#35_PETERs_CONFESSION

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