Tuesday, October 29, 2019

LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS 114. EXAMEN DE ANÁS Y DEL TRIBUNAL

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LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS
114. EXAMEN DE ANÁS Y DEL TRIBUNAL
“Anás estaba considerablemente molesto porque Jesús no contestaba a sus preguntas, tanto que le dijo: «¿Acaso no te preocupa si te trata amigablemente a ti o no? ¿Acaso no tienes en cuenta mi poder para decidir los asuntos de tu próximo juicio?» Cuando Jesús oyó estas palabras, dijo: «Anás, tú sabes que no podrías tener poder alguno sobre mí a menos que esto fuera permitido por mi Padre. Algunos quieren destruir al Hijo del Hombre porque son ignorantes; no saben de otra cosa, pero tú, amigo, sabes lo que estás haciendo. ¿Cómo puedes tú, por lo tanto, rechazar la luz de Dios?»
“El tono amistoso de Jesús al hablarle a Anás lo dejó casi perplejo. Pero él ya había decidido que Jesús debía irse de Palestina o morir; así pues, juntó coraje y preguntó: «¿Qué es lo que tratas de enseñarle a la gente? ¿Qué dices tú que eres?» Jesús contestó: «Tú bien sabes que yo he hablado abiertamente al mundo. Enseñé en las sinagogas y muchas veces en el templo, donde todos los judíos y muchos de los gentiles me han escuchado. En oculto, nada he hablado; ¿por qué, pues, me preguntas de mis enseñanzas? ¿Por qué no llamas a los que me oyeron y les preguntas a ellos? He aquí que todo Jerusalén oyó lo que yo dije, aunque tú mismo no hayas escuchado estas enseñanzas». Pero antes de que Anás pudiera responder, el mayordomo jefe del palacio, que estaba cerca, abofeteó a Jesús en la cara, diciendo: «¿Cómo te atreves a contestar al sumo sacerdote con tales palabras?» Anás no habló palabras de censura a este mayordomo, pero Jesús se dirigió a él, diciendo: «Amigo mío, si he hablado mal, testifica en qué está el mal, pero si yo he hablado la verdad, ¿por qué entonces me golpeas?»” (1979.3) 184:1.5
“Pero Caifás ya no podía soportar la vista del Maestro de pie allí, tan compuesto y en tan absoluto silencio. Pensó que conocía por lo menos una manera de inducir al prisionero a que hablara. Por lo tanto, corrió al lado de Jesús y, sacudiendo un dedo acusador ante el rostro del Maestro, dijo: «Te suplico, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres tú el Libertador, el Hijo de Dios». Jesús le contestó a Caifás: «Lo soy. Pronto iré al Padre, y dentro de poco, el Hijo del Hombre vestirá el manto del poder y nuevamente reinará sobre las huestes del cielo».” (1983.6) 184:3.14 (Juan 18:12-27)

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