Thursday, February 20, 2020

EL LIBRO DE URANTIA - Parte I - Palabras de Jesús - 62. DIVERSIÓN Y ESPARCIMIENTO - 63. DELEGACIÓN DE PARTE DE JUAN BAUTISTA


EL LIBRO DE URANTIA Parte I - Palabras de Jesús
62. DIVERSIÓN Y ESPARCIMIENTO
63. DELEGACIÓN DE PARTE DE JUAN BAUTISTA


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“Por este tiempo se desarrolló entre los apóstoles y sus discípulos asociados inmediatos, un estado de gran tensión nerviosa y emocional. Aún no se habían acostumbrado a convivir y trabajar juntos. Les resultaba cada vez más difícil mantener relaciones armoniosas con los discípulos de Juan. El contacto con los gentiles y samaritanos era una dura tribulación para estos judíos. Más aún, las recientes declaraciones de Jesús habían contribuido a la perturbación de su mente. Andrés estaba casi fuera de sí; ya no sabía qué hacer, y por eso recurrió al Maestro con sus problemas y perplejidades. Cuando Jesús hubo escuchado a su jefe apostólico relatar sus problemas, dijo: «Andrés, no puedes disuadir a la gente de sus incertidumbres cuando han llegado a tal comportamiento y cuando tantas personas con sentimientos tan fuertes están inmiscuidas. No puedo hacer lo que tú me pides —no deseo participar en estas dificultades sociales personales— pero os acompañaré en disfrutar un período de tres días de descanso y esparcimiento. Ve a tus hermanos y anúnciales que iremos todos al Monte Sartaba, donde deseo descansar por uno o dos días.
“«Pero debes dirigirte a cada uno de tus once hermanos en privado, diciéndoles: ‘el Maestro desea que nos apartemos con él por una temporada para descansar y calmarnos. Puesto que todos hemos pasado por un período de desazón espiritual y tensión mental, sugiero que no mencionemos estas tribulaciones y problemas durante estas vacaciones. ¿Puedo confiar en ti para que cooperes conmigo en este asunto?’ Habla pues en privado y personalmente con cada uno de tus hermanos de esta manera». Y Andrés hizo tal como el Maestro le había ordenado.
“Fue ésta una maravillosa ocasión en la experiencia de cada uno de ellos; jamás olvidaron el día que subieron a la montaña. Durante todo el viaje apenas si se mencionó una palabra de sus problemas. Al llegar a la cima de la montaña, Jesús les indicó que se sentaran a su alrededor mientras decía: «Hermanos míos, todos vosotros debéis aprender el valor del descanso y la eficacia del esparcimiento. Debéis daros cuenta de que la mejor manera de solucionar problemas enmarañados consiste en alejarse de ellos por un tiempo. Así, cuando volváis descansados después de un período de esparcimiento o de adoración, podréis atacar vuestros problemas con mente más clara y mano más firme, y desde luego, con el corazón más resuelto. Muchas veces veréis que el problema se ha achicado en tamaño y proporción durante vuestro reposo de la mente y el cuerpo».” (1610.4) 143:3.1
“Juan llevaba un año y medio en prisión, y la mayor parte de este tiempo Jesús había trabajado muy silenciosamente; por consiguiente no era extraño que Juan se preguntara qué pasaba con el reino. Los amigos de Juan interrumpieron las enseñanzas de Jesús para decir: «Juan el Bautista nos envía a que te preguntemos —¿eres de veras el Liberador, o hemos de buscar a otro?»
“Jesús hizo una pausa para decir a los amigos de Juan: «Volved y decid a Juan que él no ha sido olvidado. Decidle lo que habéis visto y oído, que se predican buenas nuevas a los pobres». Tras hablar con los mensajeros de Juan, Jesús se volvió nuevamente hacia la multitud y dijo: «No penséis que Juan duda acerca del evangelio del reino. Pregunta tan sólo para reconfortar a sus discípulos, que son también mis discípulos. No es que Juan sea débil. Dejadme preguntaros, a vosotros que habéis escuchado a Juan predicar, antes de que Herodes lo encarcelara: qué contemplasteis en Juan —¿una rama sacudida por el viento? ¿Un hombre caprichoso, en vestimenta suave? En general, quienes viven con ricas vestiduras y entre lujos están en las cortes de los reyes y en las mansiones de los ricos. Pero ¿qué visteis cuando contemplabais a Juan? ¿Un profeta? Sí, yo os digo, y mucho más que un profeta. De Juan estaba escrito: ‘He aquí, yo envío a mi mensajero; él preparará el camino delante de ti'».
“«De cierto, de cierto os digo, que entre los nacidos de mujer no hay nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo el más insignificante en el reino del cielo es más grande porque ha nacido del espíritu y sabe que se ha convertido en hijo de Dios».” (1626.7) 144:8.2
“Esa tarde Jesús continuó enseñando: «¿Con quién pues compararé esta generación? Muchos de entre vosotros no queréis recibir el mensaje de Juan ni mis enseñanzas. Sois como chiquillos que juegan en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘os hemos tocado la flauta y no habéis bailado; hemos gemido y no habéis llorado'. Así pues sois, algunos entre vosotros. Vino Juan que no comía ni bebía, y ellos dijeron que tenía al demonio. Vino el Hijo del Hombre que come y bebe, y esta misma gente dicen: ‘¡He aquí un comilón y un bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores!’ En verdad la sabiduría la justifican sus hijos.
“«Parecería que el Padre en el cielo hubiese ocultado de los sabios y orgullosos algunas de estas verdades, revelándoselas en cambio a los chiquillos. Pero el Padre hace todas las cosas bien; el Padre se revela al universo con métodos de su propia elección. Venid pues todos vosotros que laboráis y lleváis pesadas cargas y encontraréis descanso para vuestras almas. Aceptad el yugo divino, y experimentaréis la paz de Dios, que está más allá de toda comprensión».” (1627.4) 144:8.7 (Mat 11:2-30Lucas 7:18-35)

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