2. LA CURACIÓN DEL EPILÉPTICO
A. AÑO: 28 d.C.
B. LUGAR: Cafarnaúm
C. MOMENTO: Un sábado por la tarde, Jesús predicó un sermón sobre la "experiencia personal". Al final de su discurso, un hombre joven de la congregación tuvo un violento ataque epiléptico.
E. EL MILAGRO: “En el momento en que Jesús terminaba de hablar, un joven oyente que mucho se había turbado por sus palabras, cayó en un violento ataque epiléptico acompañado de fuertes gritos. Al fin del ataque, cuando estaba volviendo en sí, habló en un estado de ensueño, diciendo: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús de Nazaret? Tú eres el santo enviado por Dios; ¿has venido para destruirnos?» Jesús mandó a la multitud que callara y, tomando al joven de la mano, dijo: «Recúperate»; y éste inmediatamente despertó.
“Este joven no estaba poseído por un espíritu impuro o un demonio; era simplemente víctima de la epilepsia. Pero se le había enseñado lo que poseía un espíritu maligno, que ésa era la causa de su aflicción. Él así lo creía y así actuaba en todo lo que pensaba o decía sobre su enfermedad. Todos creían que estos fenómenos se debían directamente a la presencia de espíritus impuros. Por consiguiente, creyeron que Jesús había arrojado un demonio desde el ser este hombre. Pero en realidad Jesús no curó la epilepsia del joven en esa ocasión. No fue hasta más tarde, después de la puesta del sol, que este joven fue sanado. Mucho después del día de Pentecostés, el apóstol Juan, quien fue el último en escribir sobre las obras de Jesús, evitó toda referencia a estos así llamados actos de «echar a los demonios», y así lo hizo porque ya no ocurrieron estos casos de posesión por el demonio después de Pentecostés.”
F. MOTIVACIÓN:
- A este joven se le había dicho que su aflicción se debía a una posesión demoníaca. Jesús quería corregir esta idea ordenándole simplemente que, tal como era, se "recuperara"—sin hacer ninguna referencia a espíritus malignos.
- Este episodio está incluido dentro de los milagros porque, la noche de ese mismo día, este joven se curó realmente de su dolencia.
- La divulgación del rumor sobre este incidente y otros similares contribuyó a cimentar la reputación de Jesús como hacedor de maravillas.
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