LIBRO DE URANTIA PARTE I PALABRAS DE JESUS
111. LA ÚLTIMA HORA SOCIAL
“Como era miércoles, esa noche hubo en el campamento una hora social. El Maestro intentó levantar el ánimo de sus apóstoles deprimidos, pero eso era casi imposible. Todos empezaban a percatarse de que se avecinaban acontecimientos desconcertantes y aplastantes. No podían alegrar su corazón, aun cuando el Maestro recordó con ellos sus años pletóricos y amantes de asociación. Jesús indagó cuidosamente sobre la familia de cada uno de los apóstoles y, volviendo la mirada hacia David Zebedeo, le preguntó si alguien sabía algo de su propia madre, su hermana menor u otros integrantes de su familia. David bajó la vista; y no se atrevió a responder.
“Fue ésta la ocasión en la que Jesús advirtió a sus seguidores de que se cuidaran del apoyo de la multitud. Recordó sus experiencias en Galilea cuando una y otra vez, lo siguieron con entusiasmo grandes multitudes de gente que más adelante les volvieron la espalda, con el mismo entusiasmo volviendo a sus previas creencias y formas de vida. Luego dijo: «Así pues, no os dejéis engañar por las grandes multitudes que nos escucharon en el templo y que parecían creer nuestras enseñanzas. Estas multitudes escuchan la verdad y la creen superficialmente con la mente, pero pocos entre ellos permiten que la palabra de la verdad penetre su corazón y se arraigue en él. Cuando se presentan verdaderos problemas, no se puede contar con el apoyo de los que conocen el evangelio sólo en la mente, y no lo han experimentado en el corazón. Cuando los dirigentes de los judíos lleguen a un acuerdo para destruir al Hijo del Hombre, y cuando ataquen al unísono, veréis que la multitud huirá confusa o permanecerá allí, silenciosamente sorprendida, mientras estos líderes enloquecidos y cegados asesinan a los maestros de la verdad evangélica. Luego cuando os sobrecojan la adversidad y las persecuciones, aun otros, que os parezca a vosotros que aman la verdad, huirán, y algunos renunciarán al evangelio y os desertarán. Algunos de los que estuvieron muy cerca nuestro, ya han decidido la deserción en su mente. Hoy habéis descansado, en preparación para los tiempos inminentes. Vigilad pues y orad para que mañana podáis ser fortalecidos para los días que quedan por delante».” (1927.2) 177:5.1
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