LIBRO DE URANTIA PARTE II MILAGROS DE JESUS
16. ALIMENTAR A CINCO MIL
A. AÑO: 29 d.C.
B. LUGAR: Un parque al sur de Betsaida-Julias
C. MOMENTO: Jesús, que ansiaba un tiempo de descanso, se dirigió a un parque junto al lago, pero la gente lo siguió. En ese momento se encontraron con cinco mil personas hambrientas. Jesús decidió no dejarles ir sin comer.
E EL MILAGRO: “Ésta era pues la situación a eso de las cinco de la tarde del miércoles, cuando Jesús pidió a Jacobo Alfeo que llamara a Andrés y Felipe. Dijo Jesús: «¿Qué vamos a hacer con la multitud? Ya hace tres días que están con nosotros, y muchos entre ellos tienen hambre. No tienen comida». Felipe y Andrés se intercambiaron una mirada, y entonces Felipe contestó: «Maestro, deberías despedir a esta gente para que vayan a las aldeas cercanas y se compren alimentos». Andrés, que temía se materializara la confabulación para coronar rey a Jesús, inmediatamente se puso de parte de Felipe, diciendo: «Sí, Maestro, pienso que lo mejor sería que disuelvas la asamblea para que esta gente se vaya por su camino y consiga comida, mientras tú reposas una temporada». A esta altura se habían acercado al grupo otros de los doce. Entonces dijo Jesús: «Pero no deseo despedirlos hambrientos; ¿acaso no podéis alimentarlos?» Esto fue demasiado para Felipe, que inmediatamente contestó: «Maestro, en este lugar de campo, ¿adonde hemos de comprar pan para esta multitud en este sitio descampado? Doscientos denarios no bastarían para el almuerzo».
“Antes de que los apóstoles tuvieran la oportunidad de expresarse, Jesús se volvió a Andrés y Felipe, diciendo: «No quiero despedir a esta gente. Están aquí, como ovejas sin pastor. Me gustaría alimentarlos. ¿Qué tenemos de comer?» Mientras Felipe conversaba con Mateo y Judas, Andrés llamó al mancebo Marcos para determinar cuánto quedaba de sus provisiones. Volvió a Jesús, diciendo: «El muchacho tan sólo tiene cinco panes de cebada y dos pescados secos» —y Pedro inmediatamente agregó: «Aún no hemos comido esta noche».
“Por un momento estuvo Jesús en silencio. Había en sus ojos una expresión lejana. Los apóstoles nada dijeron. Jesús se volvió repentinamente hacia Andrés y dijo: «Tráeme los panes y los peces». Y cuando Andrés hubo traído la canasta a Jesús, el Maestro dijo: «Ordenad a la gente que se siente en el césped en grupos de cien y que nombren un jefe para cada grupo, mientras vosotros traéis aquí a todos los evangelistas».
“Jesús tomó los panes en las manos, y después de haber dado las gracias, partió el pan y se lo dio a los apóstoles, quienes se lo pasaron a sus asociados, y quienes a su vez se lo llevaron a la multitud. De la misma manera partió Jesús y distribuyó los peces. Y esta multitud comió y fue saciada. Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a los discípulos: «Recoged los trozos que quedan para que nada se pierda». Cuando hubieron ellos terminado de juntar los pedazos, tenían doce canastas llenas. Los que comieron de este extraordinario festín fueron unos cinco mil hombres, mujeres y niños.
“Éste fue el primero y único milagro de la naturaleza que realizó Jesús por premeditación consciente. Es verdad que sus discípulos estaban dispuestos a llamar milagros muchas cosas que no lo eran, pero ésta fue una ministración genuinamente sobrenatural. Se nos enseñó, que en este caso, Micael multiplicó los elementos de la comida, tal como siempre lo hace, excepto que eliminó el factor tiempo y el canal vital visible.
“De los cinco mil que habían sido milagrosamente alimentados y que, con el estómago lleno y el corazón vacío, habían querido proclamarlo rey, sólo unos quinientos persistieron en seguirlo. Pero antes de que éstos recibieran noticia de que él estaba de vuelta en Betsaida, Jesús pidió a Andrés que congregara a los doce apóstoles y a sus asociados, incluyendo las mujeres, diciendo: «Deseo hablarles». Y cuando todos estuvieron atentos, Jesús dijo::
“«¿Hasta cuándo tendré que teneros paciencia? Es que sois todos débiles de comprensión espiritual y deficientes en fe viviente? Todos estos meses os he enseñado las verdades del reino, sin embargo os dejáis dominar por motivos materiales y no por consideraciones espirituales. ¿Es que no habéis leído siquiera en las Escrituras, allí donde Moisés exhorta a los hijos descreídos de Israel, diciendo: ‘No temáis, estad firmes y ved la salvación del Señor'? Dijo el cantor: ‘Confiad en el Señor'. ‘Sé paciente, aguarda al Señor, ten ánimo. Él fortalecerá tu corazón'. ‘Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará. Confiad en él en todo tiempo y derramad delante de él vuestro corazón, porque Dios es vuestro refugio'. ‘El que habita en el lugar secreto del Altísimo, morará bajo la sombra del Todopoderoso'. ‘Mejor es confiar en el Señor que confiar en los príncipes humanos'.”
“«¿No veis acaso que el producir milagros y el hacer prodigios materiales no ganan almas para el reino espiritual? Nosotros saciamos a la multitud, pero eso no los condujo a tener hambre por el pan de la vida ni sed por las aguas de la rectitud espiritual. Cuando su hambre fue saciada, no buscaron entrar en el reino del cielo, sino más bien quisieron proclamar rey al Hijo del Hombre, a la manera de los reyes de este mundo, sólo porque quieren seguir comiendo pan sin tener que ganárselo con el sudor de la frente. Y todo esto, en lo que muchos entre vosotros participasteis en mayor o menor grado, nada hace por revelar el Padre celestial o por adelantar su reino en la tierra. ¿Acaso no tenemos suficientes enemigos entre los líderes religiosos del país sin necesidad de enemistarnos también con los potentados civiles por nuestras acciones? Oro porque mi Padre unja vuestros ojos para que podáis ver y abra vuestros oídos para que podáis oír, para que lleguéis a tener fe plena en el evangelio que os he enseñado».”
F. MOTIVACIÓN:
- Este es el primer milagro de la naturaleza que el Maestro realizó deliberadamente. En primer lugar, su corazón se conmovió ante la vista de esa vasta multitud de mortales hambrientos—como ovejas sin pastor.
- Pero hubo otro motivo. Jesús sabía que la fase de búsqueda de milagros estaba llegando al máximo. Él realizó este prodigio a propósito para poner fin a esta fase de su ministerio.
- Este prodigio de la naturaleza fue seguido inmediatamente por el episodio de nombrarlo rey.
- Con este milagro y el asunto de hacerlo rey, Jesús hizo un repentino y espectacular epílogo de la fase de búsqueda de milagros de su ministerio
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